Poesía, metáforas y educación - Entrevista a María José Menacho

Avanzo en la proyección de las cosas que quiero mostrar, liberar y no interpretar: "Vengo oyendo desde hace unos años la recomendación de que debo ser "yo misma" y parece que lo estoy consiguiendo." Esto dice María José Menacho, poetiza y docente, que ha llamado poderosamente mi atención por unos versos contundentes, clásicos y directos... Si bien anteriormente había leído algo por ahí, tuvimos la suerte de leer en la Feria Del Libro 2017, donde intercalamos unos cuantos poemas y complementamos estilos...
Lo de versos clásicos lo digo por la composición de las metáforas, el leve devaneo de la sonoridad de las palabras elegidas para completar sensaciones, sentimientos... momentos sobre todo.

Para que me entiendas de qué te hablo, te dejo un fragmento, así, luego, podés sumergirte en el aura de esta mujer que viene con una proyección más que interesante en la literatura Andaluza... Como les digo siempre, recuerden este nombre, estas letras... Gracias miles y espero disfruten de este texto poético...


"Se puede morir de vez en cuando,
siempre que no sea demasiado,
que apenas lo noten los pájaros
cuando tienen la mañana atravesada
en sus gargantas. "


Maculat – Si bien decís por ahí que internamente siempre escribiste, ¿cuál fue el factor que te inclina a buscar editorial y publicar al fin?

María José Menacho – Llevo escribiendo por dentro mucho tiempo. El pudor, la falta del sosiego necesario, o tal vez el hecho de que no era el momento, me impidieron hacerlo por fuera con soltura. Es cierto que he recibido el ánimo de la familia, de algunos amigos muy cercanos para que me dedicara a esto que tanto me gusta. Pero para todo hace falta tiempo, y es necesario un espacio de soledad buscada del que no disponía, ni me podía permitir. Empecé a escribir versos hace muy poco, el año pasado, y se los enseñé (además de a mis amigas más cercanas y al marido de una de ellas, que es poeta ) a un compañero que mostró interés por leerlos y fue él quien me sugirió que mandara unos poemas a alguna editorial . Casi a vuelta de correo recibí un mensaje de Ediciones en Huída en el que me decían que estaban interesados en publicarlos. Fue una noticia nueva, casi diría inesperada, que dio luz a este incierto abismo que supone escribir. Asumía así la idea de que alguien podría leer aquellos versos y veía cumplida una ilusión: tener un libro publicado. Porque esa sí era una ilusión de las mías desde hace mucho tiempo.

Maculat – Tu estilo es bastante complejo, se notan visiones de alguna adolescente, miradas de una mujer, observaciones de una madre… ¿Cómo lo combinás todo en uno?

M.J.M. –Estoy convencida de que salió de pronto todo eso que tenía en mi borrador interior, no siempre en el orden deseado, sin respetar mucho los escenarios, como en tropel, para no quedarse dentro. Esas visiones de adolescente están intactas, ni siquiera el tiempo las ha distorsionado, con frecuencia me parece vivir de nuevo ciertas experiencias, a veces a la sencilla luz de una vieja fotografía. Fui una niña y una joven muy tímida, me horrorizaba hablar en público, me reservaba para círculos muy pequeños, incluso en la familia me costaba lanzarme a contar cosas. Prefería escribir lo que entonces llamábamos " redacciones" y hoy podrían ser microrrelatos. Me hice mayor y no perdí timidez, fui aprendiendo trucos sencillos para no parecer tan reservada y puede que eso me diera esa mirada de mujer a la que te refieres. Las observaciones de madre son inevitables, al fin y al cabo soy madre de cinco hijos y eso ha marcado mi camino en el mejor sentido posible desde hace más de treinta años.
Cada uno de estos aspectos se me han ido añadiendo sin traumas y sin prisas y no puedo pensar por separado en uno solo de ellos. Es posible que eso produzca la sensación de complejidad.

Maculat – Trabajar como docente ¿ha influido en tu estilo?

M.J.M. –Honestamente creo que sí. Mi vocación docente es tan adulta como yo, casi. Siempre quise ser profesora, durante mucho tiempo de lengua y literatura, pero mis años en la universidad de Sevilla me dieron la oportunidad de conocer a profesores de los que cautivan y entusiasman, afortunadamente. Eran profesores que enseñaban fundamentados en sus saberes respectivos y me hicieron sentir un profundo respeto por ellos y por el conocimiento. Eran profesores de latín y de griego, así que decidí ser profesora de latín y he de decir que, a pesar de mis muchos esfuerzos, disfruté con aquellos estudios. Creo que después de todos estos años de profesión se me nota como un pequeño tono didáctico en algunos versos así
como referencias al mundo clásico - ambos cosas creo que son inevitables-.
Dedicarme a la enseñanza ha sido, precisamente, una de las vías para hacerme menos tímida, porque en clase se hace mucho teatro y es muy buena práctica.

"A ratos apetecen los paseos
entre sólidos fantasmas
sin palabra, rastreando sus figuras
enigmáticas en mapas de otro mundo "


Maculat – Hablame un poco de tu primer premio de poesía RUMAYQUIYA, de la Asociación ITIMAD, y qué encontraremos en ese libro.

M.J.M. –Es curioso que me dieran ese premio. En realidad el poemario Interregnum  es el segundo que completé y no tenía intención de enviarlo a la editorial. Lo presenté a ese certamen literario por sugerencia del compañero que mencioné  antes, nunca pensé que me dieran el primer premio, porque era la primera vez que participaba en algo así, de modo que me llevé la sorpresa mayor cuando me lo comunicaron y se dio el caso de que mi primer poemario, Dientes de ballena, se presentó el jueves dieciséis de febrero de este año y el premio me lo entregaron el martes de esa misma semana. Fue una semana intensa, una forma trepidante de estrenarme en este mundo proceloso de los libros.
Está compuesto por poemas de tono diferente; el interregnum en la antigua monarquía de Roma era el espacio de tiempo entre el fin de un rey y el principio de otro. Me pareció siempre un momento para revisar lo vivido y soñar con lo que vendrá, lleno de miedos y de emociones a la vez, útil para evitar errores cometidos o para seguir cometiéndolos sabiendo lo que son.
Sus poemas están escritos después del primer poemario que está lleno de versos de olvido, en todas sus manifestaciones, pero sobre todo de la necesidad de olvido. En Interregnum mi mirada se fija en los árboles, en las libélulas o en la roca que sufre el embate del mar; hay paraguas olvidados, un Orfeo que esta vez se queda en el infierno, incluso caballos salvajes en la orilla de un mar en calma después de la tempestad. Creo que son otros versos.

Maculat –Poesía, relatos, ¿algún proyecto como novelista?

M.J.M. –Ahora mismo escribir versos ya me cuesta, aunque son versos mínimos, como yo los llamo. Me hace falta aprender mucho, necesito darles profundidad y madurez y eso significa tiempo. Escribir una novela está dentro de mis sueños, claro, pero para eso necesito mucho más dedicación, aunque se me agolpan las ideas y las historias. Ahora mismo están desordenadas, necesito una mesa muy grande para colocarlas como yo quisiera. Pero te aseguro que lo haré, más tarde o más temprano. Esto también está escrito por aquí dentro, a trocitos.

Maculat – Te voy a hacer una pregunta un poco más amplia: ¿Cómo ves el desarrollo intelectual de las nuevas generaciones que están llegando? Además de estar bombardeados por una tecnología que está en todos lados, ¿notás algo “especial” en el comportamiento a la hora de realizar elecciones a nivel emocional en la vida?

M.J.M. –Es una pregunta amplia y difícil de contestar. Trabajar con jóvenes nos da una  visión bastante aproximada de lo que son las nuevas generaciones y cómo se comportan ante este bombardeo al que te refieres. Trabajo en un instituto de un barrio y los estudiantes son muy parecidos entre sí. Me sorprende que sean bastante planos en el terreno emocional, repiten esquemas. En cuanto al  conocimiento, transmiten la sensación de que ya tienen demasiado y eso es una rémora para aprender más, y en lo referido a la cuestión de elegir en el  plano emocional de sus vidas los encuentro en general indecisos, sin referentes nuevos, como anclados en algunos errores de las generaciones pasadas. Les tranquiliza saber que tienen internet y demasiadas veces lo utilizan para no pensar, además de la dependencia de las redes sociales que en tantas ocasiones les juegan malas pasadas. Hablo en general, por supuesto. Es cierto que a poco que se les hacen llegar ciertas reflexiones de profundo calado, responden agradecidos por haberlos hecho pensar. Afortunadamente hay algunos con sus afanes muy bien definidos, con ideas claras, con ganas de cambiar el mundo y miradas llenas de ilusión. Son esos jóvenes que nos recuerdan que merece la pena estar a  diario con ellos, agradecidos de lo que pueden llegar a conocer de nuestras manos, que responden con entusiasmo, algo que valoro muchísimo en todos los aspectos de la vida.

Maculat – Leímos juntos en la Feria del Libro 2017, y fue una suerte de intercambio de golpes que llenaban el espacio con algo etérico, real, poético y ecléctico ¿Cómo te movés entre tan distintos ámbitos?

M.J.M. –Para mí fue un placer compartir contigo aquel momento. No estoy muy acostumbrada a leer mis versos en público y he de decirte que me sentí muy  cómoda. No sé muy bien cómo responderte a esto que me preguntas. Viendo lo que comentas, sólo podría decirte que fluye solo, no conozco muy bien este movimiento nuevo en mí y no me veo capaz de explicarlo. Todos los días escribo algo, nunca sé de qué tratará, si será un poema o una nueva entrada de mi diario de un pirata. Es verdad que se mezcla lo real con lo poético y puede que resulte etérico, si es que se mezcla en mí lo que tiene que ver con el alma  inteligente con lo que no lo es, vaya  usted a saber. Lo que sé es que sale. Puedo decirte que desde que empecé un día a escribir versos, se me ha quedado como un vicio. Sé que está ahí; es algo bueno, me sabe bien y lo mantengo como a un amante secreto. Nos vemos de vez en cuando, no nos presionamos, no nos exigimos, así que todo fluye de forma natural. Espero que nuestra relación dure para siempre, que no nos decepcionemos mutuamente, que no nos engañemos y tengamos una unión eterna. Nos necesitamos.

Maculat – Por último: ¿Quién es María José Menacho y cómo vive?

M.J.M. –María José Menacho es una mujer más adulta según el calendario que de acuerdo con sus inquietudes. Tal vez sea porque me quedaron muchas cosas por hacer en el pasado, mucha gente que conocer. Mi experiencia me ha enseñado que ha sido un acierto no hacer algunas de esas cosas y conocer a algunas personas, pero quedan muchas más, permanece intacto mi interés por conocer. Cumplir años me ha puesto en claro muchas razones para considerarme afortunada y no me desagrada decirlo. Mi vida es bastante normal para esta etapa, trato de compatibilizar mi familia y mi trabajo. Los hijos ya crecieron y el trabajo de enseñar latín y griego me sigue resultando gratificante, no tanto la parte burocrática de nuestro sistema educativo que ha olvidado la importancia del esfuerzo, así  que he llegado a un punto en el que queda más tiempo desocupado, justo el espacio para ser yo misma. Vengo oyendo desde hace unos años la recomendación de que debo ser "yo misma" y parece que lo estoy consiguiendo. Me gusta leer, andar sola - en esos ratos de paseo me acompañan siempre las palabras, se me ocurren formas de combinarlas, trozos de poemas, que apunto en algún lugar para que no se me olviden al llegar a casa. También me gusta el cine y mis gustos musicales no están muy bien definidos a estas alturas ( otro asunto pendiente ). Considero el  deporte algo necesario y debería ser obligatorio en la justa medida. Hace unos meses, deseosa de hacer algún tipo de ejercicio físico, se me presentó la posibilidad de recibir clases de ballet, de iniciación, y estoy muy ilusionada, me da serenidad. Me apasiona la naturaleza en cualquiera de sus estados, pienso que no leemos correctamente lo que nos escribe, quisiera viajar a demasiados lugares, siempre me quedarían sitios sin poder visitar.
Querría seguir escribiendo, encajar discretamente en un estilo, conservar esta relación de amantes con los versos, encontrar siempre las palabras adecuadas.

Texto por Sebas Abdala

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