Veterinarios... Un recuerdo de hace 7 años...
Bueno, Facebook la ha pegado... Hace pocos días, ayer en verdad, me dijo que, hace 7 años, o sea, en el 2010, publiqué en mi blog personal el poema Veterinarios...
Hace 7 años pasaban muchas cosas... que ahora ya no ocurren, aunque siguen sucediendo cuando miro hacia atrás... O hacia adelante, hacia el teclado, y veo mis manos, como antes, escribiendo, pero con una profundidad diferente, pero escribiendo todavía... Bueno, les dejo el poema...
VETERINARIOS
La mujer que me corta el pelo
las puntas en verdad
siempre habla lo justo
como para que
incluso un tipo como yo se sienta tranquilo
pero esta vez la jodió
comenzó a decir
no por nada especial,
lo bonito y sedoso y largo
que tengo el pelo
y los tatuajes
y los ojos
“¿cómo no tienes novia?”
y en ese momento
me acordé de ella
y de su amor
y de su tristeza
y de sus broncas
y de mi inutilidad
y de la separación
la miré a través del espejo
mientras la tijera
cortaba donde yo
no deseaba en ese instante
y le dije:
“tengo una gata...”
se detuvo un segundo y
con los ojos perdidos
respondió:
“yo también estoy sola
tengo
un loro”
nos quedamos en silencio
unos instantes que
llenaron de cenizas
y cuarzo y ónix
quebrados y partidos
toda la peluquería
y comenzamos a hablar
de veterinarios
al rato nos sentíamos
algo mejor
Texto por Sebas Abdala
Hace 7 años pasaban muchas cosas... que ahora ya no ocurren, aunque siguen sucediendo cuando miro hacia atrás... O hacia adelante, hacia el teclado, y veo mis manos, como antes, escribiendo, pero con una profundidad diferente, pero escribiendo todavía... Bueno, les dejo el poema...
VETERINARIOS
La mujer que me corta el pelo
las puntas en verdad
siempre habla lo justo
como para que
incluso un tipo como yo se sienta tranquilo
pero esta vez la jodió
comenzó a decir
no por nada especial,
lo bonito y sedoso y largo
que tengo el pelo
y los tatuajes
y los ojos
“¿cómo no tienes novia?”
y en ese momento
me acordé de ella
y de su amor
y de su tristeza
y de sus broncas
y de mi inutilidad
y de la separación
la miré a través del espejo
mientras la tijera
cortaba donde yo
no deseaba en ese instante
y le dije:
“tengo una gata...”
se detuvo un segundo y
con los ojos perdidos
respondió:
“yo también estoy sola
tengo
un loro”
nos quedamos en silencio
unos instantes que
llenaron de cenizas
y cuarzo y ónix
quebrados y partidos
toda la peluquería
y comenzamos a hablar
de veterinarios
al rato nos sentíamos
algo mejor
Texto por Sebas Abdala
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