La última noche del Palafox * Un recuerdo, una letanía, un artículo de Raúl Cordero

Hay textos muy complejos de armar, de editar... de compartir... Y muchas veces, por muchos años que lleves escribiendo, o por muy grande que sea el medio para el cual uno redacta, lo que importa es lo que se lleva dentro... Apenas me resta abrir la puerta, y dejar que el viento llene Maculaturas de sensaciones; esta vez son las de Raúl Cordero, quien la madrugada del 28 de febrero de 2017, cuando el cine Palafox de Madrid cerró definitivamente sus puertas, llegó a su casa y, de madrugada, ejerció de testaferro de unos cuantos que, cada vez, tenemos menos lugares para volver a ser esas versiones extrañas y distantes ya...

LA ÚLTIMA NOCHE DEL PALAFOX

Se anunció que después de 55 años, la segunda sala cinematográfica más grande de Madrid, cerraba sus puertas. Sería muy romántico decir que era mi cine de referencia y que es el lugar donde más películas vi, pero siempre fuí más de el Palacio de la Prensa y de el desaparecido Palacio de la Música.
En fin, que el Palafox anunciaba su despedida y lo hacía a lo grande. Proyectando durante su última semana clásicos del cine. Belle Epoque, Cantando bajo la lluvia, Con faldas y a lo loco, 2001: una odisea del espacio, Memorias de África, El Padrino, Lawrence de Arabia, Pulp Fiction, E.T., el extraterrestre, En busca del arca perdida, Blade Runner, La Princesa Prometida, Cinema Paradiso y para la última noche: Casablanca. Me hubiera encantado ir a todas, pero las ocupaciones no lo permitían, así que me decanté por la que para mi es la mejor película de la historia del cine: Casablanca. Y encima la última noche. La más especial.

Sentado en la sala, cuando las luces se apagaron, empezó a sonar la música de Memorias de África para acompañar a un trailer con escenas emblemáticas de todas las películas proyectadas en su última semana. Al son de la melodía maravillosa de John Barry vimos a Indy coger un ídolo de oro y salir corriendo perseguido por una bola de piedra gigantesca. Vi a Gene Kelly agarrado a una farola y mojándose bajo la lluvia mientras cantaba, A Marlon Brando escuchando como un pastelero le pedía un favor para su yerno, a un extratarrestre despedirse de su amigo humano, un niño llamado Elliot. Vi a un soldado inglés vestido de árabe andando por encima de los vagones de un tren y a un padre republicano abrazarse a sus cuatro hermosas hijas. Vi un monolito negro en medio del espacio y a un cazador de robots que solo querían ser humanos. Vi también a Vicent Vega y a un avión sobrevolar la sabana africana. Dos músicos vestidos de mujeres que tenían como amiga a una hermosa rubia. Vi a Iñigo Montoya...y vi como un hombre hecho y derecho lloraba viendo los besos de infinidad de películas que la censura no quiso que se proyectaran.
En fin.
Todavía emocionado por este trailer...apareció, en blanco y negro, el logo de la Warner.
Empezaba Casablanca.
Seguramente todos los que estábamos en la sala habíamos visto la película más de 10 veces. Yo puedo decir que más de 20. Todos nos sabíamos los diálogos. Todos nos sabíamos qué iba a pasar en la siguiente escena...pero...pero no. Fue como verla por primera vez. Qué diferente de verla en casa, por muy grande que sean las teles de ahora, a verla en cine. El cinismo de Bogart era más doloroso. Las ironías de Louis hacían más gracia. Nos reíamos con las frases de Claude Rains como si las escucháramos por primera vez. ¿Y la Bergman?...Por Dios....nunca la he visto más hermosa. Cuando dice "Play it , Sam" al entrar en Rick´s por primera vez y el pianista empieza a tocar, la cámara la enfoca el rostro , en un plano principal precioso, durante 26 segundos. Nunca, repito, estuvo tan hermosa. El resto ya lo sabéis."El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos" "De todos los cafés del mundo tuviste que entrar en el mio" "Siempre nos quedará París"......y al final...la mejor frase de la historia del cine..."Louis, presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad".
La sala rompió en un tremendo aplauso. Y no fue el típico aplauso que empieza por dos o tres personas y se unen todos...no. La sala entera estaba esperando a que Rick dijera esa frase para estallar. Todos a la vez.
Salí del cine y decidí dar un rodeo hasta llegar al coche. Me apetecía andar por la calles nocturnas del centro de Madrid. Ahora ya podía decir que la mejor película que he visto en mi vida la he visto también en pantalla grande.

Perdón por el sentimentalismo.

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