Comprensiones, inconexiones (Vol.I) * Texto por Pablo Melero

La normalidad impone reglas que son mal recibidas bajo la piel. Las ojeras más bellas de Europa occidental han decidido poner fin a la Guerra de Invivierno con quince letras a las ocho y trentaidos de la mañana. El ataque relámpago me sorprende absorto en el haiku postindustrial del Viaduc Kenedy.
Ya no hay noche, ya sólo queda el cielo de monocromo de carbón lavado.
La normalidad impone reglas que son mal recibidas bajo la piel.

Los relojes no entienden las lagrimas invisibles mientras miras al techo.

No entienden la velocidad a la que se puede escribir un mensaje de texto en una pantalla de cinco pulgadas.
No entienden del viejo que no esta dentro de tranvía porque nadie ha sujetado la puerta.

Sentir la indolencia ajena es sentir una aguja que se introduce debajo de una uña.

Un dolor inhumano, pequeño, miserable, inexistente al cabo de unos minutos.




Foto y texto por Pablo Melero

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